El silencio...

El silencio...
...debe romperse

lunes, 25 de agosto de 2008

HEAVEN (2002)

En el cielo las nubes son sordas.

Director: Tom Tykwer
Guión: Krzysztof Kieslowski, Krzysztof Piesiewicz
Protagonistas: Cate Blanchett, Giovanni Ribisi
País: USA, UK, Francia, Alemania, Italia
Duración: 97 min.

En Heaven, el silencio es un protagonista. El silencio habla y dice mucho más que los parlamentos. Las imágenes y las expresiones nos revelan los elementos claves de esta historia sencilla y compleja a la vez, construida con exactitud matemática. Es un “thriller” elaborado con las precisiones propias del género. Sin embargo el silencio, el manejo del suspenso y la extraordinaria visión de Tom Tykwer (director de Corre Lola Corre y El Perfume) hacen de Heaven una película de emociones contenidas, que jamás alcanza un clímax explosivo.
No se trata sólo de la minuciosidad del guión. La cámara y la música son también exactas e indispensables para atrapar al espectador y hacerlo cómplice de Philippa, personaje interpretado magistralmente por Cate Blanchett. Quizá nos hemos sentido como ella, incapaces de aguantar más la indiferencia de la gente o la doble moral y la hipocresía de quienes dicen protegernos o representarnos. Pero son sensaciones momentáneas. Es un malestar que debemos olvidar pronto, tal vez porque no queremos hacer nada. Nos sentimos impotentes y eso nos vuelve realmente incapaces. No es el caso de Philippa, ella decide actuar. Su inexperiencia la llevará a cometer un error que no la dejará tranquila. Pero no por eso dejamos de admirar su osadía, involucrados ya con su causa.
No sabemos qué hay más allá del cielo. La cámara en Heaven nos sugiere que el cielo mira hacia abajo, que es un mudo testigo de lo que está pasando. Pero no hace, no puede hacer nada más. Son cosas de los mortales. Si es que hay una justicia divina no tiene jurisdicción sobre la tierra. Cada quien debe encontrar la mejor solución a sus problemas. Hemos confiado al cielo algo que sólo nos compete a nosotros. Hemos olvidado que sólo nos tenemos unos a otros para protegernos. Somos nosotros quienes debemos encontrar la solución de nuestros problemas, de la mejor manera posible.
Philippa es una asesina. También es la viuda de un drogadicto que murió por sobredosis. ¿Cómo confiar en ella? Es difícil creer en una mujer que parece haber enloquecido por el resentimiento. A primera vista Philippa no es más que una víctima de sus emociones, una mujer confundida, “sea como sea, es culpable”. Sin embargo Filippo confía en ella, sus razones nos son sugeridas a través de los gestos. Es amor, claro. Es solidaridad también, quizá el deseo de participar de su actitud valiente, de su deseo de hacer justicia. No alcanzamos a entenderlo completamente pero no importa porque la dirección es excelente. El tono íntimo con el que se nos narra la historia hace su final perfectamente plausible. Ellos están juntos, ahora sólo se tienen el uno al otro y sin saber qué hacer intentarán subir al cielo.
Heaven es un “thriller” sorprendente por su discreción. No aparece aquí el escándalo, la lluvia de balas o el ruido de los diálogos vacíos tan común en las películas norteamericanas del género. Tykwer convirtió este tipo de historia en un viaje de belleza interior, de dolor, desolación e impotencia por medio de dos seres callados. Quizá en el cielo las cosas son así, no se pueden entender completamente pero se perciben de tal forma que realmente las palabras sobran. En la tierra las esperanzas nos sepultan antes de verse cumplidas, quizá en el cielo no es así.. El cielo sabe que las nubes son sordas y los mortales indiferentes.

viernes, 22 de agosto de 2008

SHALLOW GRAVE (1995)

Tumba a Ras de la Tierra: "Un amigo es una luz"
Director: Danny Boyle
Guión: John Hodge
Protagonistas: Kerry Fox, Christopher Eccleston, Ewan McGregor.
País: U.K.
Duración: 93 minutos
¿Qué es un amigo? Hace unos años recibí una respuesta a esta pregunta en una esquela de adolescencia. Decía: “Un amigo es alguien con quien te atreves a ser tú mismo”. En aquella época parecía una respuesta satisfactoria. Después de todo con los amigos uno la pasa bien, aprende a aprender y empieza a identificarse o a definirse. Con los amigos se aprende también a vivir y a pensar. Se dice que la amistad que puede acabar nunca fue verdadera, pero la amistad es una construcción humana y por lo mismo tiene falencias. Sabemos que ningún amigo nos soportaría tal cual somos, al fin y al cabo una vida humana vista demasiado de cerca causa cierta repulsión. Así empezamos a calcular, a hacer sumas y restas, a determinar que nos conviene y a qué podemos atenernos. Con los amigos se pueden hacer muchas cosas, tomar muchos riesgos... Pero aún en la amistad más sincera hay límites. Juliet, Alex y David no son conscientes de ese pequeño detalle, esa es la historia de “Tumba al Ras de la Tierra”.
“No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Observar esta regla elemental podría ponernos a salvo del animal humano. No se trata de mero altruismo, es más bien una precaución sana, al fin y al cabo cada persona es una caja de sorpresas. Bien puede ser que esos seres débiles, de quienes a veces es tan fácil aprovecharse, tengan un as bajo la manga. Casi cualquier virtud humana, casi cualquier defecto, se puede convertir en un arma si se usa adecuadamente. Y en situaciones extremas uno es capaz de aprender lo que sea para defenderse.
Vivimos en un mundo capitalista. No en vano la codicia es uno de los siete pecados cardinales. Si todo se puede comprar, lo único que hace falta es tener dinero para adquirirlo. Si no se tiene entonces se desea tener. Si ya se tiene entonces aparece el anhelo de tener más, el afán de que nadie tenga lo que nosotros tenemos. La ambición rompe el saco y nos convierte en seres miserables, no por no tener sino por no saber qué hacer con lo que tenemos. Con el dinero jugando un papel tan importante en nuestras vidas, es fácil olvidarse de todo. La amistad es un accesorio decorativo, sólo es importante si se necesita. Las personas sirven y se tienen en cuenta cuando son útiles, pero cuando dejan de serlo es preciso desecharlas. Eso no significa que no las queramos, sino que ya no tienen lugar y no hacen sino estorbar.
Nuestra cultura cada vez valora más el hecho de que para ser respetado deba perderse todo escrúpulo. La moral o la lealtad pierden todo su valor cuando los bajos instintos se vuelven tan importantes. El dinero no sólo hace falta sino que puede conseguir la felicidad, así que no importa como llegue. La antigua regla de conseguir fortuna con sacrificio y trabajo nunca fue muy popular. Una vez se adquiere lo que no se tenía hay que volverse avaro y egoísta, no desperdiciarlo, no compartirlo. En ese momento los amigos sobran. Además siempre nos queda el consuelo de pensar que ellos hubieran hecho lo mismo de haber estado en nuestro lugar.
Esa es la historia que nos cuenta “Tumba a Ras de la Tierra” a través de un guión emocionante y cruel. Hay momentos de suspenso y otros en los que es inevitable reírse. A veces es una risa que quiere espantar el miedo: la historia es tan creíble que no podemos dejar de pensar ¿qué pasaría si yo...? Cada personaje aporta un matiz de complejidad, una cuota de realismo. Uno termina imaginándose que la amistad es una prueba de resistencia, una bomba de tiempo... ¿cuándo llega el momento? Quizá con el cinismo, quizá con el egoísmo... Quizá estallamos cuando la ambición es tanta que nos enloquece y entonces matamos y comemos del muerto. Esa misma ambición puede guiarnos también y convencernos de que somos lo suficientemente listos para tomar la sartén or el mango y manipular adecuadamente las fichas.
Como en “La Comunidad” este guión nos enseña que hay una sola oportunidad. La idea es pensar muy bien la jugada, mandar el zarpazo y ganar. Hay que estar dispuesto a aguantar lo que sea, pero eso sí: nunca perder la cabeza fría. Es una agradable sorpresa del guión que quien finalmente gana es el animal carroñero. En efecto el supuesto inútil y débil supo jugar bien su carta tuvo más astucia y sagacidad.
¿Hay una receta para la amistad? Por supuesto que no. Uno sabe que debe ser frío y cauteloso y que puede confiar hasta cierto punto, pero también sabe que es totalmente inútil tomar precauciones. Se puede actuar esperando siempre que pase lo mejor posible, pero con los pies en la tierra.

lunes, 11 de agosto de 2008

THE VIRGIN SUICIDES (1999)

Vírgenes Suicidas: La procesión va por dentro

Director: Sofia Coppola
Guión : Sofia Coppola, basado en la novela de Jeffrey Eugenides.
Protagonistas: James Woods, Kathleen Turner, Kirsten Dunst y Josh Hartnett.
País: U. S. A.
Duración: 97 minutos.

DOCTOR: ¿Qué haces aquí, cariño? Ni siquiera tienes edad para saber qué tan mala puede ser la vida.
CECILIA: Obviamente, doctor, usted nunca fue una niña de 13 años.

Dice el refranero popular que “el que es no deja de ser y guarda para la vejez”. En realidad se cambia mucho menos de lo que el paso de los años hace parecer. Lo que provoca el cambio de las personas es el simple descubrimiento de que cambiar es posible, ser capaz de imaginarse en una situación diferente. Sin ello no hay dolor intenso o aburrimiento que valga; las personas seguirán siendo las mismas, como muertas en vida, con las marcas del cuerpo como única evidencia del paso del tiempo.

Las niñas Lisbon no imaginan ya un futuro diferente. No les interesa. Que la vida sea buena o mala es lo de menos. Se puede seguir viviendo, claro. También pueden morir y así el suicidio, visto con tan malos ojos por la cultura occidental, se convierte en una alternativa válida. ¿Por qué esa solución y no otra? “The Virgin Suicides” no nos da mayores pistas al respecto. No conocemos las circunstancias exactas que rodean cada suicidio ni sus motivaciones. No sabemos si se hubiera podido o no evitar. Para el caso no nos interesa.

Los intentos de suicidio fallidos para llamar la atención pueden leerse como un deseo de encontrar un espacio propio. El suicidio es quizá la afirmación radical de que no se quiere pertenecer al mundo. Cecilia, Lux, Bonnie, Mary y Therese declaran que definitivamente no son de este mundo. Incluso el título de la película sugiere el carácter sagrado de estas cinco niñas, llamadas “vírgenes” menos por su castidad que por sus cualidades excepcionales. La casa de los Lisbon es un altar para estas niñas. Los cuatro muchachos que 25 años después nos cuentan la historia, son sus fieles devotos; su devoción es también una obsesión que nos contagia, que nos hace preguntarnos “¿por qué?” para darnos cuenta de que la pregunta es inútil, que ahora sólo está la ausencia, que el altar de las vírgenes es también un cadalso.

Las vírgenes no son públicas, están rodeadas de misterio y silencio. Están cargadas de responsabilidades ajenas, cada quien hace de ellas lo que necesita y las ama por diferentes razones. Develar su misterio destruiría el encanto. ¿Qué les esperaba a las hermanas Lisbon? Quizá convertirse en amas de casa convencionales, con una vida ordinaria que pusiera de manifiesto que no había nada de excepcional en ellas. Ellas se retiran en su “momento de gloria”.

Por supuesto esto no es más que una hipótesis. Una de las ventajas del guión, escrito y dirigido por Sofía Coppola, es que es un verdadero rompecabezas, sin pretensiones de ser otra cosa. No hay aquí “pequeñas lecciones humanas”, la película no deja el mal sabor de boca de una moraleja trasnochada.

La fotografía de las películas de Coppola es singularmente buena y “The Virgin Suicides” no es la excepción. Tanto el color y la textura como los encuadres construyen la ambientación de los años 70 de una manera impecable. Este respeto por la puesta en escena la convierte en un personaje con parlamento propio y la impregna de la nostalgia requerida por la historia.

lunes, 4 de agosto de 2008

CENTRAL DO BRASIL (1998)

Estación Central… o cambio de estación.

Director: Walter Salles
Guión: M. Bernstein, J. E. Carneiro sobre una historia de W. Salles
Protagonistas: Fernanda Montenegro, Marília Pêra, Vinícius de Oliveira
País: Brasil, Francia
Duración: 113 minutos

Querido Lector:

¿Hace cuánto que no recibe una carta? Los tiempos modernos nos han dejado sin cartas, sin sobres y sin estampillas. Las cartas escritas a mano dejaban espacio a la reflexión, tenían un tono mucho más personal, mucho menos uniforme. Una carta escrita a mano nos permite renovar la esperanza de que todavía es posible comunicar algo. ¿No nos hacen falta esos mensajes de esperanza?

“Central de Brasil” nos hace reflexionar sobre la forma en que lo que ha ocurrido en nuestra infancia o en nuestra juventud, condiciona nuestra vida adulta. Cada persona tiene diferentes grados de sensibilidad; hay quienes no pueden resistir el dolor que causa que todos los sueños se esfumen, que todos los ídolos se desplomen. Hay quienes para evitar el sufrimiento enfrentan la vida con una coraza de cinismo.

Dora es dueña de una melancolía que con el paso del tiempo y el calor de Río de Janeiro se ha convertido en un total escepticismo, una renuncia a la esperanza. Es una mujer vacía de afecto, que no quiere a nadie quizá porque siente que nadie la ha querido a ella. Su única alternativa es sobrevivir en un mundo donde el interés por nuestros semejantes tiende a desaparecer. Es una mujer falsa, como la imagen turística que poseemos de un Brasil de carnaval, donde no hay pobres y todos tienen la belleza y la felicidad del trópico.

“Central de Brasil” muestra en cambio un mundo de personas que sufren, que tienen sueños modestos que no mueren a pesar del infortunio. Ellos esperan que si las cosas no cambian, al menos no empeoren. Un Brasil grande y arenoso, pobre y feo. Un Río de Janeiro que nunca nos habíamos imaginado, con negocios tan raros como el de escribir cartas a personas que no saben leer, a personas tan anónimas y tan humanas que nos hacen recordar que Latinoamérica es un puñado de gente tan vulnerable como agresiva, que sigue estando viva. En medio de este panorama se encuentran Dora y Josué, quien es un niño que debe pensar como adulto, como el “hombre que cuida a la mujer”. Al principio será una atracción fatal para Josué que está solo en la vida y sufre la traición de Dora. Es el resto de humanidad que habita en Dora lo que permitirá que este encuentro se convierta en la oportunidad para ambos de dar una nueva perspectiva a sus vidas.

“Central de Brasil” es una historia de contrastes, una película muy triste pero esperanzadora. A pesar de lo pequeño que es el mundo nos podemos perder en él. A pesar de lo grande que es el mundo, se puede encontrar un camino a una vida más tranquila, a una felicidad menos espectacular pero más genuina. Dora es una mujer egoísta que, sin embargo, entrega todo para permanecer en el recuerdo de Josué. Quizá eso le permita a Josué llevar una vida más feliz que la de ella.
La música (conmovedora de principio a fin) y el guión (inspirado en una idea original de su director Walter Salles) nos lleva al interior de las almas de los personajes de este Brasil que los medios y los programas turísticos no muestran.

Es gratificante saber que, a veces, llegan cartas…

Sin otro particular,

De Bueno & Quintero.