La vida de los otros: al final de la línea
Director: Florian Henckel von Donnersmarck
Guión: Florian Henckel von Donnersmarck
Protagonistas: Ulrich Mühe, Martina Gedeck y Sebastian Koch
País: Alemania
Duración: 137 min.
Nadie ve de si mismo lo que no quiere ver. Son necesarias circunstancias especiales para poder observarse honestamente, a veces circunstancias extremas. En “La vida de los otros” vemos como la disciplina, la soledad y el silencio impuestos por un régimen político pueden convertir en monstruos a los seres humanos. Eso nos recuerda que todos los extremos son malos, que algo de la naturaleza humana se resiste siempre al orden externo. Todo lo que en un momento somos capaces de reprimir, sigue bullendo en el fondo del pozo, esperando brotar en algún momento. Por debajo de la apariencia de control, permanece el caos. Las verdaderas preguntas que atraviesan la existencia no pueden ser resueltas por el Estado, no hay manera en que una ideología dé respuesta a cada individuo por cuestiones como el amor, la muerte o la sexualidad. Se trata de preguntas que solamente se pueden responder viviendo.
Viviendo. No sobreviviendo. En “La vida de los otros” se hace evidente que una cosa es la vida del cuerpo y otra la vida del espíritu y que el espíritu puede ser mucho más frágil. Tantas respuestas hechas son un riesgo para el alma, pueden acabar asesinando nuestra curiosidad, nuestro deseo de saber qué es lo que somos y lo que queremos ser.
La palabra patria, encierra muchos sentidos. Wislawa Szymborska dice que “no debe tomarse a la ligera. Sangre de verdad la recorre y la tinta no puede reemplazarla.” ¿Hasta dónde podemos llegar por defender la idea de patria? ¿Qué tanto de nosotros mismos estamos dispuestos a empeñar? Se sabe que el bien común debe primar sobre el bien particular pero ¿significa esto que la integridad de las personas, la sensibilidad de los ciudadanos debe abandonarse en pro de la razón de estado? Es una pregunta válida, incluso en nuestra “democracia”, donde hemos perdido de vista el sentido de la palabra. En Colombia, la democracia tiene que ver con cuánta gente opina y no con la idea mucho más elaborada de respetar la opinión del otro. La vida de los demás suele ser un misterio para cada uno de nosotros, no sabemos cómo, por qué y para qué actúan los demás.
“La Vida de los Otros” narra una historia cruda, incluso violenta por el peso de realidad que encierra, contada de una manera muy sutil. Muestra el horror de la cotidianidad sometida a un ojo omnipresente, que no por torpe es menos implacable. Muestra también el alcance de los abusos de poder, el hoyo negro en el que se transforma una sociedad paranoica cobijada por la dictadura. ¿Qué puede quedar a salvo? En “La Vida de los Otros” vemos seres humanos que se degradan, que nos sorprenden por sus alcances, seres a quienes el sufrimiento transforma y, por otra parte, vemos seres que encuentran una manera nueva de ver la vida.
El camino que recorren estos personajes atraviesa el mismo paisaje, pero cada uno lo recorre de forma diferente. Al final de la línea solo se concluye que ya no se puede ser el mismo.