21 gramos: El difícil momento de sentirse feliz
Director: Alejandro González Iñárritu
Guión: Guillermo Arriaga
Protagonistas: Sean Penn, Benicio del Toro, Naomi Watts
País: Estados Unidos
Duración: 124 min
Guión: Guillermo Arriaga
Protagonistas: Sean Penn, Benicio del Toro, Naomi Watts
País: Estados Unidos
Duración: 124 min
Tal como el mundo gira alrededor de sí mismo, la vida
de cada uno de nosotros gira en torno a nuestra historia personal a tal punto
que rara vez aprendemos algo de la experiencia ajena. Lo que hemos llamado
“felicidad” en ocasiones depende de demasiadas cosas: justo todo aquello que no
tenemos. Preferimos entonces estar más o menos bien, poner el absoluto
inalcanzable de la felicidad en términos más factibles y llamarlo simplemente
“tranquilidad”. Creemos ingenuamente que es un problema de distancia y no de
voluntad.
"¿Cuántas vidas vivimos?" se pregunta uno de los
protagonistas de 21 gramos antes de
morir. Sorprende, sobre todo si se
piensa que ante el tedio de la cotidianidad varias veces nos preguntamos si
realmente seguimos vivos o llevamos muertos mucho tiempo, atrapados en el ataúd
de nuestra rutina. Cualquier cosa nos puede pasar y de repente nos damos cuenta
de que a nosotros no nos pasa nada. El vacío del día a día y la desolación se instalan y nos piden una respuesta: ¿vale la pena pasar por
esto?
Incluso eso que llamamos tranquilidad se puede romper
al estrellarse contra la realidad de la vida. Las desgracias nunca vienen
solas, son como ráfagas que se desatan sobre nuestra frágil existencia. En
apenas un momento podemos pasar de una vida sana y fructífera a una caída en la
que estamos desorientados y no tenemos la menor idea de cómo continuar.
Le apostamos a la felicidad. Si no se nos da,
pensamos entonces que hemos apostado demasiado fuerte y aspiramos siquiera a
vivir tranquilos. 21 gramos se
construye sobre la idea de que semejante pretensión es inútil. La película está narrada a saltos, con
personajes que instintivamente huyen del
dolor pero también de la angustia y el miedo, sólo para darse cuenta de que al
hacerlo están huyendo de la vida misma. Si, la vida es esa cotidianidad
armoniosa pero también el tedio en el que esa cotidianidad se convierte. Ese
violento desequilibrio que se puede producir en cualquier momento y al cual
todos somos vulnerables, también es la vida. Nuestra debilidad, nuestro
descuido, nuestra fuerza y nuestra cautela pueden hacer que lleguen la fortuna
o la desventura. Pero a veces llegan porque sí, a ese mágico proceder que no
podemos explicarnos lo llamamos azar.
¿Qué hacer para soportar el vacío? Apoyarnos en la
perfección, en las cosas invisibles que, por lo mismo, no pueden defraudarnos:
la creencia radical en Dios o el universo de las matemáticas y la ciencia. En
vano suplicamos por que el tiempo se devuelva, convencidos de que los milagros
existen y de que nunca se ha caído demasiado bajo como para no tener derecho a
desear la felicidad. Quizá lo difícil no es alcanzar la felicidad sino ser
feliz; al fin y al cabo no nos resignamos a que la felicidad no es un estado
permanente. No sabemos qué hacer cuando se va porque no sabemos quiénes somos o
para dónde vamos. No solamente las grandes tragedias, también las frustraciones
habituales, significan para nosotros la pérdida de la felicidad y nos
acostumbramos a pensar que no la merecemos.
En 21 gramos
hay una atmósfera lúgubre y fría. Quizá es una metáfora de la conciencia de los
personajes, para quienes ser feliz se ha convertido en un pecado. Una nostalgia constante recorre los espacios, los
sonidos de esta ciudad donde ni siquiera el sol devuelve la esperanza.
"¿Cuántas veces morimos?" se pregunta
un personaje de la película, antes de morir. No todo el tiempo estamos pensando en la muerte o en desaparecer, en no
volver a ver a alguien o no volver hacer
esto o lo otro. Es la rutina la que nos lleva a eso. La muerte que para algunos
pueblos indígenas era un gran viaje que se celebraba con fiesta, alegría y buena comida, para nosotros
es el fin de todo y solamente trae
tristeza, soledad y desengaño. Las pequeñas derrotas de cada día nos matan cada
vez con más frecuencia porque morir es perder la esperanza, los ideales, la fe
en los demás y en nosotros mismos. Desde ese punto de vista estamos muriendo
constantemente.
Tocando
temas tan desoladores ¿cómo puede ser 21
Gramos una película tan esperanzadora?
Se queda en nuestra memoria como un bello poema escrito desde el
destierro que nos indica que la vida sigue como
sea que nos toque. Nuestra misión es vivirla y estar atentos, buscando
saber hasta donde podemos llegar. En
esos pequeños placeres esta lo que muchos llaman "felicidad".